La infancia y la adolescencia siempre han sido objetos de interés teórico para el psicoanálisis, espacio donde los padres han tomado también un lugar en la práctica clínica, al ser ellos/as portavoces de decepciones, sufrimientos, preguntas, goces y resistencias respecto de sus hijos.
Para pensar el lugar de los padres en la clínica psicoanalítica con niños y adolescentes en la actualidad, se realizó en septiembre el Coloquio "El trabajo con los padres en la clínica psicoanalítica con niños y adolescentes", actividad organizada por el Programa de Estudios Psicoanalíticos: Clínica y Cultura de la Universidad de Chile, y coordinada por la académica del Depto. de Psicología, Marianella Abarzúa.
Participaron de este coloquio importantes figuras del psicoanálisis como Dominique Guyomard (Francia), quien posee una larga trayectoria de trabajo clínico con niños y adolescentes y, por tanto, con sus padres. La presentación de Guyomard se tituló "Del síntoma en el niño a lo infantil en los padres", donde abordó los vínculos ocultos que existe en la transmisión -procesos, vías y mecanismos mentales capaces de operar transferencias de organizaciones y contenidos psíquicos entre padres e hijos- la forma en que lo reviven los psicoanalistas y cómo se expresan en la dialéctica padres-hijos.
La psicoanalista francesa explicó que la clínica ha interrogado esas prácticas de transmisión, ya que en la consulta se ven padres que les cuesta llevar a sus hijos. La transmisión genera efectos del deseo inconsciente desde un padre/madre a sus hijos o hacia la futura generación, la que se conforma como una "una pesada herencia difícil de movilizar". Lo que se encuentra en estas situaciones es un "narcisismo en demanda, el narcisismo de los padres en los niños, e incluso la tiranía del bebé" -explica Guyomard- quien añade que "la neurosis de la transferencia es la demanda puesta de los padres a los hijos, una demanda de seguridad narcisista en la respuesta que tienen que encarnar los niños".
"Estas demandas transforman la infancia en un hito y crecer se vuelve perder el narcisismo del cual la infancia sería su resguardo. El niño es el fundador de ese narcisismo que no conoce límites y que en la adolescencia su pulsión puede llevarlo a la pérdida", explicó. De este modo, el efecto principal es que para sostener el narcisismo parental el niño es el que vive la angustia, cuando es el adulto el que debe luchar con sus demonios inconscientes."Los niños necesitan refugio seguro para crecer y la pulsión parental puede ser una "luz" que puede cegar, por lo que darle al niño/a una posición de "pequeño adulto" puede robarle su infancia", explicó Guyomard.
A propósito de la pregunta qué es la transmisión, Diego Marchant académico de la Universidad Alberto Hurtado y docente colaborador del Diplomado de Clínica Psicoanalítica con Niños y Adolescentes de la U. de Chile, comentó la presentación de Guyomard- señalando que es imposible no transmitir y que esto se realiza por vías insospechadas.
"Para que los padres consulten por sus hijos, primero ellos tienen que pasar por sus propias heridas. El sufrimiento del niño es lo que ellos no pueden decir con palabras y lo manifiesta por síntomas. Es ilustrativo pensar que el niño edípico que se muestra más allá de la rivalidad con el padre, lo que se juega es "el secreto" sobre su origen, un origen marcado por la intromisión de los padres. El deseo íntimamente ligado a una fuerza que aspira a ser escuchado por el otro, es inconfesable y el drama comienza ahí", señaló Marchant.
Como segunda intervención, la destacada psicoanalista María Cristina Rother, presentó la conferencia: "De los adolescentes y sus padres: duelos y reconstrucciones". En ella sostuvo la necesidad de repensar los fundamentos metapsicológicos y epistemológicos del psicoanálisis a fin de favorecer un psicoanálisis contemporáneo, abierto a las transformaciones socioculturales y al diálogo con otras disciplinas.
Tal como señaló Rother, el desafío de este psicoanálisis sería cómo continuar trabajando con los conceptos clásicos en un escenario socio histórico cambiante: "¿Cómo incluir los efectos de los cambios de lo histórico social en las configuraciones subjetivas sin desestimar los pilares fundamentales del psicoanálisis?: las tópicas, la vida pulsional, los mecanismos de defensa, el Edipo, el narcisismo, el Yo, el superyó, la realidad, la problemática identificatoria".
En su conferencia, la psicoanalista subrayó la relevancia de los trabajos simbólicos que el adolescente realiza durante su tiempo de tránsito, poniendo un particular énfasis en el proceso de constitución identitaria: tiempo de apropiación de los enunciados y posibilidades que el adolescente recibió en el encuentro con sus progenitores y con la cultura. Este proceso implica un trabajo del adolescente con aquello aportado desde lo parental, ya que es ahí cuando comienza a existir un mundo "fuera de mamá y papá", surgiendo el campo social como otro espacio de investimiento. "El reconocimiento que proviene de lo social o "del discurso en su conjunto" será cada vez más insoslayable para el adolescente, en su trabajo de consolidar los valores y proyectos propios", sostuvo.
La conferencia de Rother fue comentada por Pilar Soza, psicoanalista y docente colaboradora en el Diplomado de Clínica Psicoanalítica con Niños y Adolescentes. Su intervención se centró en la necesidad de incorporar las dimensiones histórica y política para comprender e intervenir en los problemas del sufrimiento psíquico de niños y adolescentes.
Sobre la clínica de lo infantil
Las consideraciones en torno a lugar de lo parental pudieron pensarse también en relación a la clínica con niños pequeños. La docente del Diplomado de Clínica Psicoanalítica con Niños y Adolescentes, Marta González Bardelli, presentó sus reflexiones a partir del trabajo psicoanalítico con una niña de 4 años, en el Taller Clínico "Memorias del encuentro madre - hijo en la clínica de lo infantil". Marta González valoró la posibilidad de contar con espacios de trabajo que permitan pensar las distintas transferencias de los padres y hacia los padres, en un tiempo en que generalmente se los suele excluir o "psicoeducar" desde ciertos dispositivos de trabajo.
"La clínica con niños constituye un espacio de trabajo con un particular objeto de estudio: niños en proceso de organización psíquica y padres en proceso de transformación de su propio psiquismo. Constituye un espacio en el que resulta posible problematizar las tensiones entre la dimensión de lo "intrapsíquico" y de lo "relacional" en los procesos de simbolización psíquica", señaló González. Posteriormente, la psicoanalista Dominique Guyomard reflexionó a parir del caso clínico presentado por González, denotando cómo la historia de una niña y su madre nos permite encontrar algunas relaciones entre el sufrimiento del hijo y del que persiste en el psiquismo materno. Muchas veces los niños, en el trabajo psicoanalítico, pueden ir encontrando la posibilidad de aliviarse de sostener a su madre, construyendo historias que nombran lo que permanece no dicho y posibilitan la elaboración de ciertos duelos que han permanecido inconclusos.
El dolor adolescente
La académica del Depto. de Psicología de la Universidad de Chile, Marianella Abarzúa, expuso en torno al tema "El lugar de lo parental y construcción de la historia en la adolescencia", en donde compartió algunas reflexiones del proceso analítico de una paciente adolescente y sus padres, con la que trabajo por más de dos años.
"Una motivación que me impulsa a presentar este caso, es la posibilidad de reflexionar sobre intervenciones realizadas con padres en el contexto de la terapia de una paciente adolescente ¿Por qué? En incontables ocasiones he escuchado, de parte de analistas de adultos que ocasionalmente trabajan con adolescentes, un importante cuidado (¿o tal vez resistencia?) a incorporar a los padres en el encuadre de trabajo", señaló la académica.
Abarzúa reflexionó a partir de diversos fragmentos de su experiencia clínica, sobre el trabajo de construcción de la historia en la adolescencia y sobre el lugar de lo parental en dicho trabajo. "Podríamos dar por resuelto el problema y considerar que el trabajo con los padres constituye un "desvío intersubjetivista", que podrá siempre ahorrarse si nos centramos en trabajar con las diversas modalidades representativas del adolescente. Lejos de esa posición, creo que, bajo ciertas condiciones, los padres pueden aportar un real que hace límite a la relación fantasmática del sujeto con su historia y, al mismo tiempo, hace límite a la estrategia interpretativa del analista. Creo que algo de este real de la historia tuvo lugar en este caso, al haber escuchado no sólo a la paciente, sino también a su madre", señaló.
La psicoanalista argentina María Cristina Rother fue la encargada de comentar lo presentado por la académica Abarzúa, señalando la importancia de revisar diversos modelos para trabajar con los pacientes, ya que quedarse con un solo modelo atenta contra el pensamiento y los desafíos que la clínica impone.
Además destacó que el rol del psicoanalista es ir tejiendo fragmentos de la historia con el paciente, de modo de armar "tramas que permiten repensar y resignificar, ya que los sujetos siguen teniendo memorias de sus propias historias".
Nace una madre
El Coloquio "El trabajo con los padres en la clínica psicoanalítica con niños y adolescentes" finalizó con el Lanzamiento del libro "Nace una madre" (Catalonia) de Dominique Guyomard, editado por el académico Roberto Aceituno.
El libro aborda la experiencia de escucha y pensamiento del devenir mujer, desde el espacio de la transferencia y la relación madre e hija. Los elementos que estructuran el texto son el deseo, el goce, el narcisismo y la relación con los otros, además de abordar temas clásicos del psicoanálisis como la sexualidad, el amor, la melancolía, todo en clave femenina.
La presentación del libro contempló los comentarios de las psicólogas Paula Riquelme y Ángela Cifuentes -ambas ex - alumnas del Magíster de Psicología Clínica con adultos - y el académico de la Universidad de Chile, Roberto Aceituno.