Personas de diversas edades, profesiones, contextos y realidades pero con un fin común trabajar por mejorar la situación de las infancias en el país, llegaron hasta el Auditorio Julieta Kirkwood de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Con un total de 250 asistentes, este 08 de noviembre se celebró el Encuentro: Pensar la niñez en estado de crisis, primer cabildo ciudadano de la facultad sobre la niñez en medio del estallido social que viven los(as) chilenos(as).
Camilo Morales, coordinador del Programa de Estudios Interdisciplinarios en Infancias que organizó el encuentro, destacó la invitación a “encontrarnos para dialogar, pensar y reflexionar en conjunto en torno a la niñez en nuestro país”, mientras que otra de sus organizadoras, Mónica Peña, académica de la Universidad Diego Portales, subrayó “el rol político que tienen los(as) niños(as). Nosotros(as) sabemos lo que es la violencia constante e institucional, esto lo veníamos viviendo hace muchos años, hace mucho tiempo”. Por eso, una de sus mayores preocupaciones es que la escasa y nula institucionalidad que teníamos hoy día no da a abasto en temas de infancia.
Los(as) asistentes fueron divididos(as) en 23 grupos de entre 8 y 10 integrantes, quienes reflexionaron en torno a estas preguntas: ¿Cómo afecta niños, niñas y adolescentes la crisis social y política del país?, ¿Qué necesidades concretas surgen en los niñas, niñas y adolescentes en este contexto?, ¿Por qué es importante generar instancias donde su voz pueda ser escuchada y reconocida?, ¿Qué tipo de acciones o propuesta se pueden realizar para avanzar en un reconocimiento de los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos? y ¿Cómo se favorece su participación en la construcción de soluciones a los problemas que los afectan?
Distribuidos en variados lugares dentro de la Facultad intercambiaron experiencias de trabajos con niños(as), reflexiones propias y de los(as) mismos infantes, así como ideas y propuestas de cómo avanzar hacia un camino de mayor igualdad de derechos, sin importar la generación o grupo etario.
Ya en el Plenario, los grupos expusieron sus síntesis demostrando coincidencia en múltiples conceptos y perspectivas. En una primera etapa en medio de la crisis social, los niños deben ser protegidos y contenidos, según varios grupos expositores, porque reciben demasiada carga emocional e información a través de la prensa que puede generarles traumas, angustia y estrés en sus vidas, pero sin tampoco olvidar a los(as) profesionales que trabajan con ellos(as) quienes también son afectados(as) psicológicamente.
Actualmente, falta un reconocimiento constitucional de los derechos de los niños, y la futura carta fundamental que se redacte debe contemplarlos, así como también reconocer públicamente las organizaciones juveniles que ya existen, en medio de una mirada adultocéntrica sempiterna que debiera cambiar y darles mayor protagonismo y participación a las nuevas generaciones. Pese a que está establecido en la Convención de los Derechos del Niño ratificada por Chile en 1990, deben ser vistos y tratados como sujetos plenos de derecho.
Desde los 14 años los niños son criminalizados y sancionados penalmente, entonces “¿Por qué no votan desde los 14? Los niños debieran estar acá hablando y avanzar entre los espacios y mundos intergeneracionales”, se escuchó en varias voces en el concurrido Auditorio Julieta Kirkwood.
En ese sentido, también debiera haber un apoyo a la ley integral de derechos. Si bien se discute una nueva legislación en torno a la niñez, es importante que quede establecida prontamente y respete los principios de la Convención. Es decir, pasar a un paradigma de sociedad que garantice derechos y también que prevenga el maltrato infantil, ya que las políticas públicas no se están preocupando de la calidad de vida de las personas. Se torna más necesario que nunca que el modelo educativo valore, cuide y promueva la educación cívica y la participación ciudadana.
Entre las propuestas, se enfatizó en reconocer de manera progresiva la autonomía de las infancias; replantear el enfoque y tratamiento mediático sobre los niños; insistencia en su reconocimiento en la Constitución; reintegración de la educación popular y local y espacios vinculantes de diálogos intergeneracionales.
A más corto plazo se planteó realizar cabildos con los propios niños y niñas, idealmente, en sus contextos naturales como barrios o comunidades educativas, es decir entender y visibilizar que ellos poseen y ejercen un rol político y pueden participar activamente en la historia del país.
"Es necesario generar espacios de encuentro entre diferentes actores sociales para tratar los efectos de esta crisis social y política. El cabildo de hoy responde al deseo de articular un trabajo en niñez a partir de un horizonte ético y político común, que nos permita dar un paso en la construcción de un piso para la acción y reflexión colectiva", concluyó el coordinador del Programa de la Facultad de Cs. Sociales, Camilo Morales.