Me es difícil hablar del Tercer Congreso ALA 2012, pese a que he estado cerca un año y medio trabajando en el mismo. Eventos de esta magnitud generalmente se evalúan por las cantidades o, por lo menos, ellas son las preguntas frecuentes que tienen primacía al momento de inquirir sobre el encuentro de la investigación antropológica de Latinoamérica. Diré entonces que los investigadores que efectivamente presentaron sus ponencias en Santiago fueron más de 700, todos con el grado académico efectivo de doctor, magister o licenciados. Los asistentes que pagaron su inscripción para efectos de certificación fueron cerca de 100 (aunque no exponían) y los estudiantes inscritos (y que pagaron también) fueron cerca de 200. Sin embargo, es posible pensar que el Congreso ALA congregó alrededor de 1.500 personas aproximadamente, participando en 42 simposios, 7 mesas redondas y 4 paneles, desplazándose entre cuatro sedes en Santiago y continuando posteriormente en Temuco, provenientes de Argentina, Australia, Austria, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Ecuador, El Salvador, España, Francia, Guatemala, Italia, México, Paraguay, Perú, Portugal, Reino Unido, Uruguay, Venezuela y Chile.
La página de Facebook del Congreso fue seguida por más de 600 personas y la cantidad de visitas al sitio web del Congreso se cuentan por miles. Se respondieron más de 3.000 correos electrónicos desde las dos cuentas del Congreso y, actualmente, se trabaja en la edición de las actas electrónicas completas. Sólo en órdenes de compra se pagaron más de US$70,000.00 por distintos servicios, todo autogestionado, pues no había auspicios ni del Estado ni de privados.
Para otros congresos, y en otros contextos, estás cantidades no son sorprendentes, pero para nosotros, los antropólogos chilenos, el evento sólo puede ser calificado como ingente. Fue el primer congreso internacional disciplinar que organizamos, involucrando a la Asociación Latinoamericana de Antropología, el Colegio de Antropólogos de Chile y los Departamentos, Escuelas y Carreras de Antropología de la Universidad ARCIS, Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Universidad Alberto Hurtado, Universidad Austral de Chile, Universidad Católica de Temuco, Universidad de Concepción y la Universidad de Chile.
Quiero dejar de hablar de cantidades y concentrarme en otros aspectos. El interés de la Comisión Organizadora fue desarrollar un evento académico serio. Para ello se trabajó intensamente con los coordinadores de simposios, para buscar que el espacio de la discusión académica se desarrollara en las mejores condiciones posibles. Hasta donde he podido conocer, este objetivo se logró. Las sedes pusieron a su disposición los lugares más apropiados que tenían, tratando de cumplir con las exigencias de los coordinadores y los asistentes, apoyados en cada lugar por un equipo de académicos, funcionarios y estudiantes voluntarios.
Además del trabajo de simposios, mesas redondas y paneles, se desarrolló un extenso programa de conferencias. Para la antropología, los siguientes académicos invitados a dictar conferencias magistrales no necesitan presentación, pues su sola presencia nos asombró y en algunos casos los auditorios no eran lo suficientemente grandes para recibir al público: Tim Ingold, Carlos Reynoso, Esteban Krotz, Alicia Barabas, Miguel Alberto Bartolomé, Gunther Dietz y Mónica Lacarrieu.
Como una forma de extender la discusión académica, se desarrollaron dos coloquios del Congreso ALA 2012 en la Universidad Católica de Temuco, también con profesores invitados y destacados investigadores que habían participado los días anteriores en Santiago. Uno de los encuentros reflexionó sobre las condiciones de la investigación antropológica en Chile y América Latina, mientras que el segundo se preguntó sobre la formación de pregrado.
Pero también el Congreso ALA 2012 es importante en aspectos más personales. Me gustó ver un comentario en Facebook de la Dra. Magarita Bolaños de la Universidad de Costa Rica, Presidenta de ALA, quien junto a su fotografía en la ceremonia inaugural escribió: "Hoy me correspondió como presidenta saliente de la Asociación Latinoamericana de Antropología inaugurar el Tercer Congreso Latinoamericano en Santiago de Chile. Cierro un ciclo importante en mi vida académica. Me alegro haber contribuido con este proceso". Los comentarios de sus colegas, amigos y estudiantes estaban llenos de felicitaciones.
Como Secretario Ejecutivo del Congreso, deseo destacar el esfuerzo de coordinación entre las universidades chilenas, las asociaciones profesionales y los académicos internacionales involucrados en diferentes momentos a lo largo del proceso de gestión del Congreso. Creo que este evento tendrá interesantes consecuencias a futuro, algunas de las cuales se derivan directamente del trabajo realizado, como por ejemplo, el trabajo conjunto de Directores de Antropología de universidades con diferentes tradiciones y estructuras, así como continuar con la pregunta inicial que nos hicimos y que todavía no sabemos cómo responder: cuáles son las características de la antropología en Chile y qué comparaciones podemos hacer con la antropología que se realiza hoy en Latinoamérica.
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