La cultura de sistemas sociales tradicionales locales de Chile visto a través de sus viviendas

La cultura de sistemas sociales visto a través de sus viviendas

La diversidad cultural de Chile se manifiesta en la existencia de diversas costumbres, identidades y prácticas cotidianas. Esta riqueza y variedad se aprecian a través de algo tan simple como las viviendas que se han construido en diferentes lugares, constituyéndose en un universo cultural que implica desde la selección de sus materiales, hasta un conocimiento del clima y el entorno donde se emplaza y, de manera más profunda, puede mostrar modos de organización social.

Asimismo, da cuenta del conjunto de saberes de quienes construyen las casas. Con el propósito de incentivar una reflexión sobre la diversidad cultural del país, y mostrar el patrimonio arquitectónico tradicional es que académicos(as) de la Universidad de Chile han trabajado de manera mancomunada y sistemática en torno a una iniciativa pionera: el Museo de la Vivienda Tradicional Local.

Reconstruyendo el pasado y levantando el presente

El proyecto ha tenido distintas etapas, iniciándose con el programa de Desarrollo de Identidades Culturales de esta Universidad, en el cual han participado distintas Facultades, entre ellas la de Ciencias Sociales. En una primera fase, se constituyó en un terreno de la Municipalidad de Curacaví para más tarde instalarse definitivamente en el Bosque Santiago del Parque Metropolitano con la connotación de museo.

Desde su origen, la iniciativa se planteó como la presentación y estudio de viviendas o casas de muy distintos lugares del país, “ciñéndonos a un principio propio de la Antropología consistente en darle importancia a la unidad que resulta –aunque sea una especie de paradoja– de una diversidad. Y es que al juntar lo diverso con lo común surge una mejor comprensión de la materia en términos globales, porque en este proyecto tratamos de proporcionar un instrumento de comprensión de la cultura chilena a través de la arquitectura”, explica el profesor Manuel Dannemann, de la Facultad de Ciencias Sociales.

Se comenzaron a generar contactos y a desarrollar condiciones favorables que permitían elegir ciertas viviendas “dentro de una especie de selección natural, pero pensando que se agregarían muchas otras”, como indica el mismo profesor. Los materiales fueron transportados desde sus lugares de origen para dar vida a espacios representativos de comunidades locales, alguna de ellas pretéritas, generando un gran interés de poder preservar su legado dentro del rico sistema étnico y social de Chile.

Hay casas de etnias muy vigentes como la mapuche, mientras que otras, lamentablemente, desaparecieron como la de los selknam u onas; también se construyó una réplica museográfica de una casa pascuense, conocida como hare paenga, no vigente desde hace unos dos siglos. Otras, en cambio, poseen un marcado carácter mestizo como el de la “etnia chilota insular”, cuyos antecedentes hispánicos e indígenas se han amalgamado.

Las viviendas chilotas, a diferencia de otras, subsisten y predominan en su espacio territorial, en cuya confección destaca la tejuela de alerce que recubre toda la casa. “Técnicas de vida, fogones, escaños y textiles se han incorporado al Museo para no solamente tener el casco de las casas, sino también lograr que las viviendas estén ‘vivientes’, mostrando qué ocurre tanto en el interior como exterior de las mismas”, señala el académico.

Un trabajo multidisplinario e interfacultad

Sin duda la revisión bibliográfica, trabajos de campo, estudios y otras fuentes de consulta como las fotografías, dibujos o crónicas de viajeros han sido fundamentales en este proceso, una “apasionante arqueología viviente o revivida” como diría el profesor Dannemann. Actualmente, el proyecto continúa con el apoyo de las Facultades de Ciencias Sociales, Arquitectura y Urbanismo, Ciencias Agronómicas, Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza.

Desde sus inicios en Curacaví hasta la actualidad en el terreno ocupado en Huechuraba, los levantamientos topográficos han sido efectuados por el profesor del Depto. de Antropología, Roberto Izaurieta. Este terreno, indica, “es una ladera de cerro que no revistió mayores dificultades” para las casas ya construidas y donde este año se espera erigir dos más.

El equipo está compuesto por los profesores Manuel Dannemann, Roberto Izaurieta, Patricia Vargas, Claudio Cristino, de la Facultad de Ciencias Sociales; Ricardo Tapia, de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo; Óscar Ramírez, de la Facultad de Ciencias Agronómicas; Rosemary Garay, de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza y Yessenia Gutiérrez, egresada de Ingeniería Forestal.

En cuanto a su financiamiento, el proyecto cuenta con aportes de privados como las palmas chilenas donadas por Laura Möller de Soffía, de Cocalán; la cesión de un terreno de cerca de cinco ha para el Museo por parte del Parque Metropolitano de Santiago, mediante convenio con la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile; aportes para el desarrollo y funcionamiento de parte de la Caja de Compensación de Asignación Familiar de Los Andes. Se destacada también, entre otras contribuciones, la colaboración etnográfica del profesor Roberto Contreras de la Universidad de Concepción, y la donación de materiales líticos hecha por Carlos Verdejo.

Vinculación entre la Facultad y el Parque Metropolitano

El pasado miércoles 07 de junio de 2017, se celebró la firma de un anexo del convenio de difusión social y colaborativa del Museo de la Vivienda Tradicional Local, acuerdo establecido entre la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, representada por el decano Roberto Aceituno, y el Parque Metropolitano de Santiago, por su director Mauricio Fabry.

En este acto, Mauricio Fabry, aludiendo al valor patrimonial de las casas ubicadas en un entorno considerado patrimonio natural, comentó que “ya no existe naturaleza que no esté prácticamente tocada o intervenida por el hombre. Entonces, el mirar como habitábamos los(as) chilenos(as) hace unos años nos da algunas pistas de cómo habitar a futuro”. Agradeció el trabajo realizado por el equipo liderado por el profesor Manuel Dannemann y destacó la estrecha alianza que se ha forjado con la Facultad de Ciencias Sociales.

El profesor Dannemann señaló que en este Museo se produce “una especie de descubrimiento de un secreto pues, por una parte, está quien busca resolver el secreto sobre qué es el ser humano, y por otra parte, sobresale un plano que es el del medio ambiente”, relató. Junto con agradecer al personal del parque, anticipó que este proyecto continuará. A futuro se seguirán haciendo réplicas museográficas de casas y durante este segundo semestre se espera su apertura oficial al público.

Ocho casas, ocho microcosmos

En lo alto del Parque Metropolitano, específicamente en el Bosque Santiago de la comuna de Huechuraba, se percibe una pasividad que contrasta con el ajetreado ritmo citadino. Bruma ocasional en días invernales, extensas áreas verdes, frondosos y variadas especies de árboles caracterizan esta zona del parque donde por sus senderos es posible divisar y apreciar construcciones hechas por el hombre. Son ocho viviendas que conforman el original proyecto liderado por la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile.

Al recorrer sus viviendas, los(as) visitantes se sumergen en las formas de vida de los sistemas locales de manera didáctica y vivencial. Las personas se nutren de la naturaleza e historia conociendo parte de la “chilenidad cultural”; se podría decir con una metáfora “que este Museo permite hacer un recorrido por el territorio chileno, mostrando elementos que estaban en cierto modo ocultos y que ahora, sorpresivamente, aparecen y muestran una realidad que es indesmentible”, comenta Manuel Dannemann, académico responsable del proyecto.

Distintas zonas de un terreno de casi cinco hectáreas se abren paso a casas confeccionadas con materiales extraídos de su propio entorno físico. Estas son:

Tilama de la IV Región (hecha de Quincha-paja de trigo).

Cocalán de la VI Región (tabiquería-palma).

Trapa Trapa de la VIII Región (casa "canogas" de roble).

Nueva Imperial, IX Región (ruka mapuche-maderas y paja).

Chadmo, X Región (tejuelas de alerce).

Timaukel, XII Región (varas de lenga-cueros de guanaco). La vivienda selknam de Tierra del Fuego, “nos permite comprobar su precariedad, lo modestas que eran, despertando el interés de estudiantes y estudiosos de la cultura en términos más amplios”, describe el profesor Dannemann.

Tangue, IV Región (tabiquería de madera embarrada-totora, en construcción).

Hare Paenga (Isla de Pascua), V Región (basalto, palma, totora, coirón). Esta última es la primera que recibe a los(as) visitantes, con un basamento elíptico sobre el cual una capa vegetal le da la consistencia volumétrica.

Usualmente, los(as) especialistas del campo de la cultura han desarrollado el concepto de ésta como un fenómeno de adaptación del hombre al medio ambiente, y cómo la naturaleza ha marcado y condicionado el carácter de quienes la habitan. Así, existen viviendas que exhiben un estrechísimo contacto entre el hombre y la naturaleza, “tal es así que el hombre ha cortado troncos, pasto o cañas, trasladando la naturaleza al lugar donde ha construido su vivienda. Un fenómeno que –en el marco de la civilización– se ha tornado cada vez más escaso, porque el hombre no sólo ha debido adaptarse sino que transformar”, explica este académico del Depto. de Antropología.

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