Segunda jornada seminario internacional "Desastres socionaturales y vulnerabilidad social"

Experiencias comunitarias frente a los desastres naturales

Experiencias comunitarias frente a los desastres naturales

Cómo se manifiestan las dimensiones de la vulnerabilidad social que transforman una catástrofe en un desastre fue la pregunta central que abordó el seminario "Desastres socionaturales y vulnerabilidad social" realizado el 25 y 26 de abril por el Centro de Investigación en Vulnerabilidades y Desastres Socionaturales (CIVDES), Núcleo Milenio de la Universidad de Chile, y cuya investigadora responsable (s) es la académica del Departamento de Psicología Sonia Pérez Tello. En su segunda jornada expertos nacionales e internacionales compartieron experiencias de comunidades afectadas por desastres y los diversos procesos de superación de los problemassociales derivados de esas experiencias.

Gustavo Wilches-Chaux, consultor internacional, relató su experiencia vinculada a comunidades en Colombia las que han sido fuertemente afectadas por los procesos de explotación ambiental que generaron efectos dañinos en las comunidades y sus territorios. Wilches-Chaux se refirió a la situación que viven los pescadores en Cartagena-Colombia- en donde el proceso de desarrollo económico generó problemas de seguridad alimentaria para esa comunidad. Otro de los fenómenos definidos por el consultor colombiano fueron los desplazados "in situ" generados también por los efectos del desarrollo en ciertas comunidades, en donde la identidad de la comunidad fue dañada debido a que el entorno de ese territorio cambió abruptamente, así como las capacidad de sus habitantes para decidir sobre ese lugar.

A criterio del especialista, ese daño en la identidad de las comunidades es muy preocupante, debido a que "los valores de solidaridad, reciprocidad y comunidad son claves para enfrentarse cualquier desastre por fuerte que sea, ya que existen más redes que sostienen ese tejido social. Los sectores populares son más resilentes en este sentido".

Para evitar esos cambios traumáticos en las comunidades Wilches- Chaux establece la necesidad de que existan prioridades inamovibles frente a cualquier actividad que implique el contacto con el medio ambiente. "Garantizar agua en calidad y cantidad, resilencia climática - que frente a diversos fenómenos climáticos el territorio logra aguantarlos-, seguridad alimentaria, identidad y valores, la capacidad de entender el territorio en el sentido de pertenencia y de comunidad, responsabilidad, reciprocidad y equidad del territorio con sus propios habitantes, son elementos de suma importancia que las comunidades deben mantener".

Comunidades en procesos terapéuticos

La erupción del volcán Chaitén y el terremoto de febrero del 2010 en Chile, constituyen los desastres naturales más grandes de los últimos años en el país. Equipos de investigadores de la Universidad de Chile generaron en ambos casos importantes procesos de acompañamiento en las comunidades, experiencias que fueron presentadas en el seminario.

Adriana Espinoza, Investigadora del CIVDES de la Universidad de Chile, comentó la experiencia del equipo de investigadores que acompañaron a los habitantes de Chaitén que, luego de la erupción del volcán, debieron reubicarse en distintas localidades, retornado muchos de ellos tiempo después. "Con el desastre de las explosión del volcán los investigadores se encontraron con un impacto en la comunidad pero que se desarrolló en un contexto sociopolítico y psicosocial especifico ya que la comunidad no fue solo afectada por el desastre sino que también por el modo en que el Estado manejó esta situación", señaló la investigadora.

A criterio de la experta, lo que se generó en esa comunidad fue un resentimiento a tres niveles: uno con el Estado de Chile, que se dio por la falta de escucha que existió frente a los conocimientos populares que la gente tenía sobre el desborde del río blanco, así como por las decisiones que tomó el Gobierno en ese momento. El segundo nivel tiene que ver con la sobreexposición que los medios de comunicación generaron sobre el desastre natural y la comunidad afectada y finalmente, existió un resentimiento frente a la diversidad de investigaciones que se realizaron en ese contexto, las cuales no fueron presentadas a la comunidad, lo que generó que la gente se sintiera usada y engañada.

Frente a esos desafíos, el equipo de investigación se insertó en la comunidad para trabajar con ellos a partir de una metodología multidisciplinaria, realizándose así el proyecto titulado "Educación para la integración social de la población afectada por la erupción del volcán Chaitén", el que generó un diagnóstico participativo de la Comunidad. "Lo que hicimos fue hacer un trabajo en grupo con la comunidad en donde se hicieron collage de imágenes bajo la pregunta ¿cómo estoy hoy en Chaitén? Así se hizo un proceso de sanación a la vez que se recopiló información valiosa que se complementó con entrevistas individuales y grupales".

La experiencia de los investigadores generó bastante información en donde el relato de las imágenes indicó la presencia de un clima de caos, miedo, ansiedad y desarraigo. Sin embargo, también se reveló el fortalecimiento de una identidad de colonos del territorio que significó un proceso de empoderamiento y reproyección de las propias vidas.

Una experiencia similar pero trabajada desde las expresiones artísticas, es la que presentó Pamela Reyes, Coordinadora Postítulo de Arte Terapia de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. La experiencia de trabajo con la comunidad de Dichato y Paredones -ambas fuertemente dañadas por el terremoto-fue lo que presentó la académica quien explicó que "los recursos artísticos han mostrado un medio para acercarse a las experiencias traumáticas. La relación con la creatividad es que cada vez que ésta se despliega, desplegamos aspectos sanos de nosotros mismos, por lo que el arte nos permite desplegar de otra forma esos procesos creativos en un contexto se seguridad y confianza. Los proceso creadores, la involucración a través de los sentidos y la recuperación de estas vivencias se dan solamente en ese contexto".

El trabajo de este equipo se basó en la instalación de mesas creativas en espacios públicos en donde los materiales estaban disponibles para la comunidad. Los primeros en acercarse fueron los niños, las mujeres y los adultos mayores, lo que permitió el desarrollo del proceso terapéutico comunitario.

"Tuvimos la experiencia en Paredones de enfrentarnos a una comunidad de adultos mayores con mucho estrés generado por el terremoto y la destrucción de sus casas. Íbamos a hacer talleres de autocuidado pero se terminó haciendo experiencias corporales terapéuticas que permitieran recuperar la confianza perdida y sus potencialidades de salud. Se propuso trabajar con música lo que permitió reconocer la importancia del arte popular en la recuperación de la comunidad. La música conectó a los adultos mayores con una expresión popular que les había permitido históricamente a esa comunidad expresar sus resistencias como es el canto a lo divino, como el canto histórico frente a los terremotos; era una experiencia de resistencia social y comunitaria. Ahí vimos que sin duda la creatividad puede desplegar diversos procesos que enriquecen las capacidades de las comunidades", relató Reyes.

Enfoque del riesgo

Las experiencias expuestas de trabajo localizado abrieron la posibilidad de discutir en torno a la necesidad de la prevención en desastres. Ante eso el académico Armando Campos, profesor emérito Universidad de Costa Rica e integrante de la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina, presentó una clara propuesta para poner en práctica un enfoque sobre los desastres a través de una mirada multidisciplinar.

Uno de los principales elementos expuestos por el académico fue la necesidad de establecer una articulación crítica común desde las Ciencias Sociales de modo de generar un orden semántico común que permita avanzar en la articulación del enfoque preventivo integral, el cual debe ser apoyado por un enfoque de riesgos.

"Necesitamos compartir una visión de riesgo-desastre en la cual podamos diferencias cuatro niveles: uno es el riesgo primordial que atraviesa todo el problema, el riesgo primario que coincide con el antes de la situación de desastres, el riesgo secundario que tiene que ver con la principal transformación que el riesgo experimenta cuando se experimenta la situación de desastre y el riesgo tercero que tiene que ver con la prolongación de la situación de desastre. Este enfoque del riesgo es necesario incorporarlo para no tropezar con el sentido común que establece que cuando algo ocurrió ya no hay nada que prevenir. Hay que considerar al riesgo como un proceso dinámico, cambiante, que atraviesa el desastre en su totalidad", señaló el experto.

Bajo el enfoque planteado por el investigador la rehabilitación y reconstrucción son elementos claves que se desarrollan a través de la participación comunitaria como una fuente de solidaridad con extraordinaria importancia. De este modo Campos explicó que el principal reto en la materia es construir un enfoque y una práctica integral de prevención psicosocial que supere el emergencismo - que afecta particularmente a los profesionales de Psicología- y su carácter fragmentario que se le adjudica a la prevención. "Mientras no tengamos este enfoque integral vamos a continuar con un quehacer que no es sostenible, un quehacer que se agudiza en situaciones de desastre y luego comienza a declinar, es decir, que carece de sostenibilidad", sostuvo el profesor.

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