Representantes de Organizaciones No Gubernamentales, psicólogos/as clínicos y representantes del Gobierno, estuvieron presentes en el seminario, en donde entregaron sus diversas impresiones sobre el concepto de reparación y las diversas posibilidades que existen para el trabajo con niños/as y adolescentes víctimas de agresión sexual.
José Andrés Murillo, Filósofo y director de la Fundación Para la Confianza, abordó la situación de las víctimas de agresión sexual desde la importancia de su reparación social, destacando que si bien la agresión se genera en el plano del individuo, el quiebre que se genera entre la víctima y su entorno es relevante de considerar el proceso de pensar medidas reparatorias.
"Los niños/as que han sido víctima de agresiones sexuales tienen que reconstruirse desde lo simbólico, desde el pasado y la confianza a través de un proceso de resignificación de lo ocurrido. De ahí que la reparación necesita la complementación de la comunidad y su apoyo para hacer una reparación real. Esta reparación es también una reparación en el mundo que exige la necesidad de la empatía con lo ocurrido, ya que el verdadero daño que sufren las víctimas es la indiferencia de su entorno", señaló Murillo.
La reflexión del director de la Fundación Para la Confianza apuntó a repensar los lugares y espacio de cuidado para los niños/as y adolescentes que han pasado por situación de agresión sexual, y en la vinculación de protección que se genera la comunidad para ellos. "El ser humano es eminentemente cuidado, por lo que hallarse en el mundo es también cuidar del otro, es reconocer al otro desde la fragilidad", señaló.
Las claves desde los sobrevivientes
Una serie de puntos clave para abordar el tema de la agresión sexual, fue lo que presentó Sergio Vivanco, Sociólogo, profesional del Centro de Estudios de la Niñez, Corporación OPCION, quien reveló las conclusiones generadas en el estudio "Representaciones sociales de niños y niñas y el relato de adultos sobrevivientes de abuso sexual en su niñez", realizado por la Corporación el año 2012.
El profesional señaló que existe una serie de elementos que se generan cuando hay abuso sexual con niños/as, los que son claves para entender el proceso de reparación. Dentro de estos elementos está: la atribución de autoridad, en donde los que debieron proteger al niño/a terminan protegiendo al abusador; la versión de la víctima es cuestionada, por lo que el otorgamiento de validez a su relato por parte de un tercero tiene un efecto reparador; silencio y la culpa que se instalan entre la víctima y el grupo familiar lo que impide canalizar la vivencia; el fin de la certeza ya que el mundo protegido con el abuso trastoca dramáticamente el vinculo del niño/a con su entorno; el quiebre del autoestima como un efecto devastador en la víctima; reconocerse como víctima como paso esencial para realizar la denuncia, entre otros.
Así mismo, el representante de la Corporación Opción entregó recomendaciones para las políticas públicas. "Necesitamos la creación de estrategias y políticas nacionales que enfrenten el tema del abuso sexual hacia niños/as y adolescentes, así como marcos legislativos que prohíban la violencia hacia los niñas y niñas".
El concepto de reparación en Sename
El único representante gubernamental presente en el seminario fue Rodrigo Venegas, Psicólogo, profesional a cargo de Modalidades PRM, SENAME, quien hizo un recorrido sobre la evolución del modelo presente en las bases técnicas de SENAME.
Uno de los primero elementos destacado por Venegas es que en las bases técnicas de Sename no está presente el concepto de reparación, pero si en el trabajo cotidiano y en las reflexiones informales de los equipos de trabajo. "Desde 1996 al 2000 el concepto que se usaba dentro de los equipos de PRM era de reparación, concepto que fue ampliamente discutido ya que implicaba una cosificación de los niños/as. Ese concepto no sirvió por lo que fue rechazado por muchos equipos de PRM porque no daba cuenta de lo que pasaba en la sesión, sin embargo no existía una palaba para definiera ese proceso", explicó.
En ese primer periodo - dijo el representante del Sename- la reparación estaba asociado a una noción de daño, pero ese concepto generó problemas y se avanzó hacia una discusión en donde los equipos hablaron de una "co-construcción", que planteaba lo que pasaba en la sesión psicoterapéutica a través de un modelo contructivista. No obstante, ese concepto generó tensión en muchos equipos ya que la co-construcción chocaba con el contexto social y con las negligencia de las políticas sociales.
"En el periodo actual se habla de "re-elaboración" con una lógica de narrativas, donde se pone el énfasis en el quiebre del continuo habitual y no se quiere recuperar el pasado sino ver cómo esa experiencia afecta ahora y qué consecuencias tiene. Cada vez se está incorporando más el concepto de restauración de derechos, donde se plantea que el quiebre del abuso sexual no es solo un evento individual sino que es un quiebre que pasa a transgredir derechos fundamentales. Los PRM se entienden como parte de proyectos que tienen que restituir derechos humanos que han sido quebrantados en un momento de la historia de un sujeto. Eso implica que la noción de daño vinculada es una noción de pérdida de oportunidades", explicó Venegas.
¿Reparando a los niños/as?
La psicóloga Josefina Martínez del Centro de Estudios y Promoción del Buen Trato, Pontificia Universidad Católica de Chile, focalizó su exposición en la pregunta ¿Qué se repara en la terapia? La profesional de la Universidad Católica, expresó que los impactos de la agresión sexual generan una alteración de la biografía y la visión que el niño tiene de sí mismo, de los demás y del mundo, sin embargo, ve en la reparación un proceso ambivalente.
"El objetivo de la terapia es poner la experiencia del abuso en perspectiva dentro de la propia historia, reconocer que el abuso es un hecho dentro de la vida, hecho que no tiene que determinar la vida completa. Sin embargo, ¿Existe el "niño/a reparado? ¿Alguien que ha sido víctima de abuso, tiene algo malo en su interior? El concepto de reparar a un niño implica una cosificación de él, cuando en realidad hay que reconocerlo como un sujeto, ya que lo negativo no reside dentro del niño".
La propuesta de Martínez es relacionarse con un niño completo, es decir, con un sujeto, entendiendo que la reparación no es solamente reparar un objetivo sino un acto reparatorio, tal como lo estable la ONU, la que entiende que la reparación es ayudar a que la persona que ha sido víctima de violencia de derechos humanos vuelva a disponer de una vida digna y segura. Por eso que el acceso a la terapia puede ser considerada una medida reparatoria a criterio de la especialista.
"Es importante no perder de vista que la agresión sexual se configura en un trauma relacional que ocurre en el seno de las relaciones, por lo tanto la superación de ese trauma también tiene que ocurrir en una matriz relacional. La reparación en ese sentido es un proceso que ocurre en el encuentro con otros y en ese encuentro la psicoterapia representa un pequeño espacio, más que terapia de reparación parece ser que tenemos que trabajar en la construcción de contextos o de relaciones reparatorias", señaló.
Los límites de la reparación
Las limitaciones que enfrentan los equipos multidisciplinarios de intervención que trabajan con víctimas de agresiones sexuales fue lo que expuso Paula Vergara, Psicóloga, Coordinadora CAVAS, quien señaló que las limitantes comienzan en la propia víctima y las familias ya que ellos/as determina los ritmos y las necesidades terapéuticas que enfrentan. "Cuando la víctima no quiere nuestra intervención, cuando no quiere reconocerse como tal y no quiere ir al psicólogo, o las familias no están dispuestas a trabajar con ellas y la red no da respuestas a las derivaciones o a los informes, los modelos de trabajo no se adaptan a las necesidades de la víctima y los resultados no son los esperados, son resultados que nos limitan para intervenir de esa forma".
Sin embargo, los equipos profesionales cuentan con diversas herramientas para hacer frente a todas estas limitaciones, las que destacan- a criterio de la profesional- la posibilidad de contar con equipos interdisciplinarios, con psicólogos, asistentes sociales, psiquiatras, abogados; modelos de trabajo, no funcionamos al azar, tenemos una forma de trabajar. Tenemos tiempos y objetivos de trabajo, la posibilidad de intervenir las listas de espera para ver a quienes les podemos dar respuesta, entre otros.
"Hemos aprendido a coordinarnos y a trabajar con otros que piensan distinto a nosotros, que tienen otros modelos y que piensan en otras intervenciones. Hemos aprendido que nos tememos que supervisar, que otro nos puede ayudar y que hay distintos dispositivos de intervención. Y sabemos que existe el trabajo en red así como buenas prácticas que las hemos sistematizado. Tenemos equipos especializados y formados, lo que ha permitido integrar a profesionales muy bien formados en los equipos". Tal como destaca Vergara, los equipos saben que el trabajo es efectivo y que existe la capacidad de reparar en ellos mismo la frustración que genera a veces el trabajo que hacemos. "Tenemos éxito, cuando un niño da las gracias, cuando una familia se va feliz", destacó.
Resignificando la reparación
Hacia una resignificación del concepto de reparación en la psicoterapia con víctimas de agresiones sexuales" fue el tema que presentó Claudia Capella, Psicóloga, Académica del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile, quien entrego las principales reflexiones generadas por el equipo de investigación U-Inicia que organizó el seminario.
La académica de la Universidad de Chile señaló la importancia de entender los eventos traumáticos de una manera no absoluta, considerando que la agresión sexual es un evento externo que dependiendo de la significación que el sujeto le dé, se configurará como un evento traumático. De este modo, explicó, que para trabajar en la resignificación de la situación abusiva es muy relevante en la psicoterapia la vivencia particular del niño, por eso el primer nivel de la intervención es la evaluación de las consecuencias en el niño/a.
Respecto al concepto de reparación Capella indicó: "considerar que algo está roto representa una visión estigmatizadora de la víctima, en tanto se podrá decir que se estropea luego de la agresión sexual lo cual dificulta visualizar a la persona de manera completa. Por otra parte, arreglar, supone que otro desde afuera es el que viene y arregla a la persona poniendo a la víctima en un rol pasivo. Además arreglar algo que este roto implica la idea de que algo puede volver al punto inicial, sin embargo, desde el punto de vista constructivista nos parece que esto no es posible, en tanto se entiende que siempre las experiencias son resignificadas desde el momento actual".
El concepto de reparación- explicó- se relacionaría en visualizar la psicoterapia como un proceso que se enfoca en superar las consecuencias negativas de la agresión sexual y retornar al estado de funcionamiento previo al trauma. La importancia del proceso de resignificación es el cambio al significado que el sujeto da a la experiencia con nuevos contenidos que contribuyen a la integración del acontecimiento que favorezca la coherencia interna. Así, la terapia se orientaría a que la persona pueda expresar y elaborar los sentimientos generados a partir de la agresión, integrándola como una experiencia negativa, pero una experiencia que no determina la vida ni el futuro.
La académica, indicó que junto con el concepto de resignificación están trabajado con el concepto de "superación", una línea de investigación reciente que permite comprender que quienes han sido víctima de agresiones sexuales no solo afrontan las consecuencias negativas de esta experiencia y vuelven al funcionamiento previo al trauma, sino que implica entender que la personas se ven envueltas en un proceso dinámico que incluye la recuperación y el crecimiento en la medida en que tengan un proceso de cambio positivo y de fortalecimiento al hacer sentido de la experiencia abusiva. "La superación implica un proceso positivo a lo largo de todas las etapas de la vida, siendo un proceso gradual a través del tiempo. Así, decir que la experiencia abusiva se supera no implica decir que se llega a una meta y que el proceso culmina sino que continuara siempre y se ha planteado que esto es una estrategia sana el aceptar que la agresión sexual es parte de la historia personal", aclaró.