La noción aymara "chi'ixi" quiere decir "gris", contaminado, mezclado. Es la mancha india que tiene todo el mundo y se refiere al mestizaje descolonizado y orgulloso de sus raíces. Esta es la noción defendida por la mirada creativa y autocrítica de los procesos de modernización de lo indígena que compartió la socióloga Silvia Rivera Cusicanqui en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. A partir de su experiencia en investigaciones y como activista política en Bolivia Silvia Rivera Cusicanqui presentó la charla "Oralidad Ideología Étnica en los Andes".
Cusicanqui observa con reticencias la nueva escena desarrollista indígena en el contexto político actual de Bolivia. Para la socióloga "ante la explosión de identidades políticas indígenas en Bolivia, se produce una visión tecnocrática de lo que es la convivencia entre diferentes". Cusicanqui se cuestiona constantemente qué sería un movimiento social con un sentido emancipador en el contexto político étnico. Para la autora del libro "Oprimidos pero no vencidos" es necesario entender que "lo indio es parte de la modernidad, que no es una tradición estancada, estática y petrificada sino que es una dinámica de interacciones conflictivas contenciosas con poderes coloniales de diversa escala".
Justamente para abordar desde las ciencias sociales las "realidades" étnicas es necesario dejar a un lado miradas más patrimoniales de lo indígena para reconocer cómo las resistencias y autonomías de estas comunidades se ven afectadas por las perspectivas desarrollistas. Para Silvia Rivera Cusicanqui esto significa comprender que "la modernidad de los indios nos ayuda a entender que no se trata de rescatar identidades arqueológicas, de encerrarlas en museos de la diversidad, sino de entender esas ideologías dinámicas que dialogan permanentemente con la modernidad y que hacen uso de todos los medios que ofrece la modernidad".
En sus investigaciones con comunidades indígenas, en reflexiones que son propias y compartidas como integrante de la cultura aymara desde los años 70, Cusicanqui distinguió durante su exposición lo que sería un discurso "miserabilista" de la memoria étnica y un discurso que respeta la agencia del sujeto indígena. Por esto, la profesora Cusicanqui declaró tener reticencias con la idea de colonialidad y prefiere hablar de "colonialismo interno porque tiene una doble connotación: está internalizado. No podría ser tan eficaz el colonialismo si no fuera porque nos hemos metido el enemigo adentro, es por eso que nosotros buscamos superar esa visión miserabilista de la memoria como lamento, sin trivializar el dolor".
El trabajo de Silvia Rivera Cusicanqui, quien en el año 1990 obtuvo la Beca Guggenheim, consiste en reconstruir la memoria de la cultura indígena en contextos contemporáneos. A través del análisis de imágenes que han representando históricamente lo indígena y su relación con el poder en Bolivia, la socióloga reconstruyó representaciones del poder desde los incas que han sido imaginados como "héroes solitarios" hasta publicidades políticas del actual presidente Evo Morales donde lo indígena es estetizado en el vestuario.